El Caracazo fue una serie de fuertes protestas y disturbios en Venezuela durante el gobierno de Carlos Andrés Pérez, que comenzó el 27 de febrero y terminó el 8 de marzo de 1989 en la ciudad de Caracas, e iniciados realmente en la ciudad de Guarenas, cerca de Caracas. El nombre proviene de Caracas, la ciudad donde acontecieron parte de los hechos, recordando a otro hecho violento ocurrido en Colombia el 9 de abril de 1948; el Bogotazo.
La masacre ocurrió el día 28 de febrero cuando fuerzas de seguridad de la Policía Metropolitana, Fuerzas Armadas del Ejército y de la Guardia Nacional salieron a las calles a controlar la situación. Aunque las cifras oficiales reportan 276 muertos y numerosos heridos, algunos reportes extraoficiales hablan de más de 300 personas fallecidas y 2000 desaparecidas.
Hace 26 años el país amaneció convulsionado con una de las rebeliones populares más importantes de la historia contemporánea de Venezuela contra las políticas neoliberales impuestas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el gobierno adeco de Carlos Andrés Pérez (CAP), conocida como “El Caracazo”, aunque realmente se originó en la ciudad de Guarenas con protestas contra el aumento de la gasolina y del pasaje del transporte público.
Esta revuelta ocurrida durante los días 27, 28 y 29 de febrero de 1989 fue fuertemente reprimida. A pesar de que informaciones oficiales estiman unos 300 decesos y 1.500 heridos, las cifras particulares superan el millar de venezolanos asesinados a manos de las fuerzas represoras del Estado (Revista Memorias de Venezuela, 2009).
No hay duda de que estos sucesos marcan la memoria colectiva de la nación y de la región latinoamericana. Como consecuencia, el 27F hoy por hoy es una de las fechas más importantes para la venezolanidad contemporánea porque signa el deseo profundo de cambio de una sociedad que quiso que su historia de la última década del siglo XX diera un giro revolucionario e iniciar el siglo XXI con un nuevo rumbo.
La economía venezolana cayó a partir
del endeudamiento que generó el país después del "boom" petrolero en los 70. A partir de ese momento, comenzó una caída paulatina a medida que el Estado venezolano aumentaba su recaudación y gastos. Esto causó una devaluación de la moneda en 1983. A partir de entonces las políticas económicas de los gobiernos de Luis Herrera Campíns y Jaime Lusinchi no fueron capaces de frenar las espirales inflacionarias, generando desconfianza en las inversiones y pérdida de credibilidad en la moneda nacional.
Algunas de las políticas que emplearon estos gobernantes para frenar los efectos estructurales fueron controles de cambio a través de RECADI (Luis Herrera Campins) y un control de precios (Jaime Lusinchi), medidas que devinieron en corrupción administrativa y mercados negros de divisas y bienes. Sin embargo la quiebra estructural del mercado interno, la falta de Soberanía Económica y Alimentaria, generó una escasez gradual. En 1988 resulta electo Carlos Andrés Pérez en los comicios del 4 de diciembre con 3.879.024 votos (52,91% de los sufragantes), una cifra muy alta, pero con un discurso populista
que apelaba a la justicia social.