Los acontecimientos continúan en enero
de 1958. Se produce la febril actividad semi clandestina en
universidades, liceos y colegios en contra de la dictadura; el Frente
Universitario pasó a ser la brigada de ataque callejero, con jóvenes
desafiantes, puños en alto y rostros a la luz del sol, quienes
protestaban en Propatria, Catia, Capuchinos y El Silencio, acudiendo, en
la etapa final, a las bombas molotov para enfrentar a las fuerzas
policiales.
Considerando los hechos, la Seguridad
Nacional tomó la Universidad Central, apresó a numerosos estudiantes y
cerró los centros de Educación Superior, lo que produjo un revuelo
social que se convirtió en uno de los desencadenantes que concluyeron
con la huida del dictador Marcos Pérez Jiménez, el 23 de enero de 1958.
El 21 de noviembre se consagró como Día
del Estudiante, por la gesta cumplida en las Universidades,
particularmente en la Universidad Católica Andrés Bello y en la
Universidad Central de Venezuela, escenario admirable de la jornada de
esa fecha.
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