viernes, 27 de julio de 2018


 Hugo Chávez Frías


SOY SENCILLAMENTE UN REVOLUCIONARIO


Nos esperaba en Miraflores a las diez de la noche. Poco antes, nos habíamos encontrado con el candidato a la gobernación del Estado Miranda, Diosdado Cabello, quién salía de una reunión y estaba enterado de que nos entrevistaríamos con el Presidente venezolano Hugo Chávez Frías: "prepárense, que seguramente será para largo", fueron seis horas de conversación que volaron debajo de un techo de palmas, en el patiecito que queda a un costado de la oficina presidencial, sin más testigos que el frío que en la madrugada envuelve al valle caraqueño.
Sin embargo, con Chávez el tiempo de conversación nunca es demasiado. La mayoría de los temas que llevábamos  en nuestra agenda se quedaron sin tocar, mientras que otros aparecieron de forma inesperada y matizaron de emoción un diálogo que pretendía seguir las pistas de algunas historias truncas que compañeros, vecinos de la infancia y familiares del Presidente nos revelaron en una peregrinación por Caracas y por los Estados de Lara, Táchira y Barinas.
Queríamos rastrear los detalles que no aparecían en las numerosas -y casi siempre extensas- entrevistas publicadas desde los días de la rebelión militar del 4 de febrero de 1992.
Más que reflexiones sobre la historia convulsa de la Venezuela de las últimas décadas,sobre la cual existe otra abundante biografía, nos interesaba los rasgos vitales de una personalidad fuera de lo común, turbulenta y sensible. Nos habíamos propuesto descubrir otras muchas facetas de este Jefe de Estado que rompe todas las convenciones: alguien que suele cantar a la mitad de los discursos, y a quien los venezolanos más humildes sienten tan franco y familiar.
Sabíamos que, aun cuando se prolongara durante horas, esta sería una entrevista incompleta con un ser humano que ha vivido muchísimo más de lo que  cabría esperar en alguien  que acaba de cumplir 50 años de edad. Con él  no sentimos esa distancia protocolar, a veces fría, que supone el encuentro con un jefe de Estado. Hugo Chávez nos recibió despejado y animoso, vestido con camisa roja y jeans azul, y nos esperó al pie del elevador, sonriente, con el bate que Sammy Sosa utilizado el 25 de  febrero de 1999 en un juego de exhibición en la Ciudad Universitaria de Caracas. Ese día el presidente ponchó al pelotero dominicano y Sammy le respondió con seis jonrones. "Este no es cualquier bate -dijo con picardía- con este les voy a conectar un jonrón a los gringos el día del referendo. Ya lo verán.
 Y así fue. 


Tomado del libro Chavez Nuestro
De Rosa Miriam Elizalde
Luis Báez
Pág.305


Rosa Miriam Elizalde (1966) y Luis Báez (1936), 
periodistas cubanos de reconocida trayectoria profesional,
son coautores también de los Disidentes título de gran éxito editorial.
Publicado por Alba Ramírez

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