Los patriotas, una vez que hubieron ganado el propio terreno realista persiguieron al enemigo. Monteverde se encerró, herido, en Puerto Cabello, quien había cometido un grave error táctico al distanciar sus fuerzas, enviando al capitán de fragata Remigio Bobadilla con ochocientos soldados, casi todos de infantería, por la vía de El Palito hacia Naguanagua y se había quedado con mil doscientos hombres en Las Trincheras.
Y se dio la batalla. Los patriotas continuaron el cerco. Monteverde estaba esperando el resultado de la acción en Las Trincheras; pero lo que allí le llegó fue el ejército republicano que le propinó otra derrota.
Pero esta vez quedó muy mal parado el jefe realista, ya que de una bala le destrozaron la quijada. Perdió el prestigio entre sus oficiales y fue depuesto del mando. Al poco tiempo se marcharía para Curazao.
Bolívar al dirigirse a Caracas entrego el mando de las operaciones a D´Elhúyar, ascendiéndolo a coronel. La procesión triunfal llevo en un cofre el corazón de Girardot, que salió de Valencia, pasando por Los Guayo, Guaraca, San Joaquín, Turmero, San Mateo, La Victoria, El Consejo, San Pedro y en cada población se oficiaba una misa en honor a Girardot.
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